Es lógico, y se veía venir, y es que este año, el Año Murillo, en el que se conmemora el IV centenario del nacimiento del pintor sevillano, se sabía que iba a dar mucho de sí, no solo por las múltiples exposiciones y actividades programadas en la ciudad donde nació, Sevilla, y las nuevas publicaciones que se están dando, sino también por la cantidad de pinturas de “posibles” Murillos que están saliendo ahora a la luz, antes en el olvido.
Hay inflación, no es ningún secreto, ya Pablo Hereza, historiador del arte y conservador de museos, concluía en el primer volumen sobre el artista “Corpus Murillo”, que había sido uno de los pintores mejores pagados del siglo XVII, superando, incluso, las cotizaciones de otros artistas contemporáneos y principales pintores de corte, como lo fue Diego Velázquez. Hoy, 400 años después, continúan dándose esas altas cotizaciones.
Los especialistas en el pintor, reconocen que sus correos electrónicos están inundados, y los teléfonos no dejan de sonar, y es que ahora, que casualidad, todos tienen un Murillo presidiendo los salones de sus casas.
Sin embargo, no todo el mundo correrá la misma suerte, como si lo ha tenido una familia de Onteniente (Valencia), tras el doctor Benito Navarrete confirmar la autoría, de un San Pedro Penitente de Murillo (ca. 1675), óleo sobre lienzo original, sin reentelar, de 121 x 105 centímetros, y que, además, saldrá a la venta en la casa de subastas Ansorena de Madrid, el próximo 6 de marzo, con un precio estimado, que oscila entre los 350.000 y 450.000 euros.
Un descubrimiento de manera casual
Benito cuenta como lo descubrió, “fue en mayo o junio del año pasado, estaba en Ansorena, y fue de manera casual, lo vi apilado en la pared junto a otros cuadros. Me dijeron que los dueños lo habían llevado allí para expertizarlo, estaba atribuido a Ribalta. Les pedí estudiarlo, y meses después, no tenía ninguna duda de que se trataba de un Murillo y de una calidad soberbia”.
Es normal, que ahora se vea con suspicacia la aparición de muchas obras recién atribuidas al pintor, y es entendible que haya sospechas, porque muchos piensan en esa posible connivencia entre coleccionistas, especialistas y casas de subastas.
Navarrete, por su parte ya comentó que, “no estoy muy a favor de que las obras salgan a la venta recién atribuidas, pero los dueños, en este caso, cuando lo llevaron, su intención era venderlo, y yo tan solo les pedí, que no lo hicieran hasta que yo publicase mi libro “Murillo y las metáforas de la imagen”, donde aparece incorporada tras mi exhaustiva investigación”.
En ese estudio, lo que ha hecho, ha sido comparar la obra con otros “San Pedro” de Murillo, el conservado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, pintado entre los años 1650 – 1655, donde puede apreciarse esa inconfundible influencia de Ribera, aunque con la ternura y suavidad, propia del pintor sevillano.
Y los otros dos fueron, el que se encuentra en el Hospital de los Venerables de Sevilla, encargado por Justino de Neve, hacia 1670 – 1675, expoliado durante la invasión napoleónica, y un dibujo que se encuentra en la colección del British Museum.
Tras esto, Navarrete concluyó, que, “este San Pedro, es una versión posterior al de los Venerables, y aunque más tardía, es perceptible esa influencia de Ribera y la utilización de códigos naturalistas de sus primeras obras”.
El ojo de Enrique Valdivieso
Enrique Valdivieso, discípulo de Diego Angulo, y otro de los grandes expertos en el pintor sevillano, (es el autor de su catálogo razonado de pintura, y que publicó en el año 2010), coincide y también afirma, “llevo más de cincuenta años viendo Murillos, mi ojo no falla, es un Murillo, y de pata negra”.
En cambio, no coincide con otras de las recientes atribuciones dada igualmente por Navarrete, se trata del Retrato de Diego Ortiz de Zúñiga, que se encuentra en el castillo galés de Penrhyn, “este no es de Murillo, y tampoco lo es la copia que tiene el Ayuntamiento de Sevilla, aunque es mejor que la de Gales”.
Actualmente, la pintura se encuentra expuesta en la Frick Collection de Nueva York, en una exposición sobre los retratos del artista, y a finales de este mes, viajará hasta la National Gallery de Londres. De lo contrario, aunque Navarrete en el catálogo aparece como copia, en la muestra figura como obra autógrafa del pintor.
El venerable padre Fernando Contreras, ahora presente en la muestra de “Murillo y su estela en Sevilla” en el convento de Santa Clara de la capital hispalense, no sale mejor parado. Y es que según advierte Valdivieso “es un cuadro de tercera división, no tiene ningún interés”, sin embargo, Navarrete comisario de dicha exposición, atribuyó la obra a Murillo “creo que es una pintura original, aunque no estoy seguro al cien por cien”.
Sea lo que fuere, el caso es que ninguna de estos dos, se encuentran entre las más de 425 pinturas catalogadas por Enrique Valdivieso, en cuya labor afirma que descartó casi el doble de lo que hasta el momento estaba atribuido.
- A los 11 años visité el Prado por primera vez y jamás volví a ser el mismo.
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