La semana pasada anunciábamos aquí, en el blog de Arte&Subastas, la que acabó siendo la última licitación presencial del año para Balclis, con algunas de las piezas más destacadas dentro de sus categorías, como fueron el mobiliario, esculturas, tapices, objetos decorativos y pinturas, siendo esta última la que mejor salió parada en cuanto a remates nos referimos.
Y es que, y en alusión a las cuatro piezas que hicimos de arte mobiliar, tan solo uno logró venderse, y por el mismo precio de salida, es decir, 5.000 euros. Se trataba del lote 456, un escritorio-papelera con taquillón, en nogal tallado y dorado, con aplicaciones en hueso policromado, de la primera mitad del siglo XVII.
Otra de las ventas destacadas, fue el lote 601, un juego de canapé y cuatro sillones, al estilo Luis XV, en madera tallada y dorada con tapicería de tapiz de Aubusson, del primer tercio del siglo XX, que, con un golpe de martillo, la puja acabó cerrándose por 6.000 euros.
En joyas, aquella maravillosa gargantilla de la Belle Époque de diamantes (lote 138), portada además del catálogo, se convertía en la principal protagonista de la cita, pasando la horquilla de precios estipulada, con una mano al alza, que ofreció 75.000 euros por ella. Y lo mismo ocurrió, con una diadema (lote 129), también de la Belle Époque (hacia 1910), en platino y con pedrerías, rematándose por la cantidad de 32.500 euros.
Ya en la sección de arte oriental, e igualmente superando con creces la horquilla de precios, el lote 358, un pebetero “Koro”, en marfil con aplicaciones «shibayama» en nácar y carey, de Sanju Saku, por 3.250 euros, y una escultura de una dama en coral con base de marfil (lote 355), de la escuela china hacia 1920, por 3.000 euros.
Noche de Luna por 37.000 euros
Finalmente, en pintura, y como ya veníamos avisando en nuestro anterior post, ocurrió en Balclis lo esperado, con la venta de una pintura de unos de los paisajistas catalanes más conocidos de finales de siglo, una atractiva visión nocturna de Palma de Mallorca, titulada Noche de Luna (O/L, 97,2 x 110,7 cm; lote 855) de Eliseo Meifrén.
Curiosamente, esta misma pintura, se vendía hace dos años atrás, y precisamente en esta misma sala, en mayo de 2015, por 40.000 euros, por lo que sus 24.000 euros de salida de ahora, se convirtieron en una apetecible invitación en toda regla para poder hacerse con él, y así sucedió.
Parece ser que aquella luz de la luna, abriéndose entre el horizonte de nubes de colores verdes y azuladas, para terminar, reflejándose en el mar, acabó hipnotizado a más de uno, tanto que, los 24.000 de salida acabaron convirtiéndose en 37.500, y aunque por debajo de lo obtenido hace dos años, sigue siendo una muy buena compra, y en línea de lo establecido en este tipo de obras del artista catalán.
La otra de las propuestas, y que como bien dijimos se tuvo que rescatar del olvido, fue un Retrato (O/L, 55 x 46 cm; lote 871), del aun por conocer Eduardo Egozcue, que salía a la venta, a un precio de salida de 24.000 euros, y a la que tan solo entraron en el juego dos compradores, el que ofreció los 24.000 pedidos, y el que la subió a los 25.000, por los que fue rematado.
No obstante, para esta última obra existen pocos juicios previos, tan solo un Busto femenino, que se vendió en 1998, por 813 euros… por lo cual está bastante bien, al igual que los 8.000 euros que se pagaron por Bodegón de Ismael González de la Serna.
Paisaje de costa por 11.000 euros
Empezamos hablando con una obra paisajista de fines de siglo de Eliseo Meifrén, pero de la generación anterior y posterior, también hubo interesantes ventas relacionadas con la misma temática, y con dos artistas vinculados al Cercle de Sant Lluc, Modest Urgell y Joaquín Vayreda.
Aunque del primero, no hubo interesados por su Paisaje (lote 800), por los 18.000 euros con los que salía, si los hubo en su segunda obra, Paisaje de costa (O/L, 76,5 x 118,5 cm; lote 802), quizás por su relación calidad – precio- tamaño, adjudicándose por mil euros más, de su precio de salida, 10.000 euros.
En el caso de Joaquín Vayreda, algo más vinculado a la temática popular y de tradiciones, se vendió La porqueirola, por 7.000 euros.
Ya de la generación posterior, vemos como los artistas abandonan el típico dibujo preciso, y la ambientación tradicional, para llenar sus obras con nuevas técnicas postimpresionista, que tanto acabaron gustando a la burguesía catalana.
En esta línea, cabe destacar los 5.000 euros pagados por una obra del mallorquín Josep Coll Bardolet, Olivos de Valldemossa, los 6.000 ofrecidos por otra de Josep Amat Pagés, Vista portuaria, y los 3.000 que dieron por una pintura de Casimir Martínez-Tarrassó, Vista de un pueblo, probablemente de Deiá.
Finalmente, mencionar otras dos ventas sobresalientes, la de La Joven con mantilla de Ignacio Zuloaga, firmada y dedicada como “Souvenir au Dr. Laurens”, que se remató por la cantidad de 6.000 euros, sin duda un precio considerable, teniendo en cuenta que, en el mercado actual, el gusto por la pintura del vasco, ha caído notablemente.
La otra, fue el múltiple en plástico de Lucio Fontana, Sin título (1968) (edición de 1000 ejemplares), que acabó vendiéndose por la inusual cantidad de los 2.750 euros pedidos de inicio, aunque por parte del pujador, una magnífica compra.
- A los 11 años visité el Prado por primera vez y jamás volví a ser el mismo.
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